Dudas y preguntas

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Saber si se tiene el VIH permite beneficiarse lo antes posible de un seguimiento médico, acceder a un tratamiento eficaz que mejora la calidad de vida y protege la salud y, por otro lado, imposibilita la transmisión a otras personas, una vez conseguida la supresión viral.

Un resultado negativo, siempre que no te hayas expuesto de nuevo al VIH, significa que no te has infectado/a.

Casi todas las personas infectadas con VIH a través de transfusiones de sangre recibieron esas transfusiones antes de 1985, el año en el que comenzaron las pruebas para el VIH para toda la sangre donada.

En la actualidad, la transfusión de sangre, aplicación de hemoderivados o trasplantes de órganos están sujetas a controles sanitarios muy severos y desde 1986 en los países desarrollados estas prácticas no comportan riesgos. De igual manera sucede en el caso de la utilización de material de inyección en los centros sanitarios, que siempre está previamente esterilizado o es de un solo uso, por lo que se evita la transmisión del VIH.

La PrEP (acrónimo inglés de Pre-Exposure Prophylaxis) es una pastilla antirretroviral que las personas seronegativas pueden tomar para evitar infectarse por VIH cuando piensan que se van a exponer al virus. Igual que cuando uno viaja a una zona endémica de malaria y toma una pastilla mientras está «expuesto» a ello. La PrEP se puede tomar de continuo, o bien sólo los días que rodean al evento de la exposición.

Esta estrategia preventiva, cuya eficacia está comprobada científicamente, está aprobada en varios países: EEUU, Francia, Australia, Israel, Canadá, Kenya y Sudáfrica. Es totalmente voluntaria y, además, la prescripción de este fármaco está dentro de un seguimiento médico de las ITS.

La PrEP, todavía, no está aprobada en el estado español.

De todos los nuevos casos de infección por VIH diagnosticados, se estima que un porcentaje muy alto (al rededor del 40%) presentaba ya una inmunosupresión significativa al ser diagnosticados, con menos de 350 linfocitos CD4.

Se sabe que el retraso es inadmisiblemente alto en todas las categorías de transmisión y que, tras ajustar por otras variables sociodemográficas, los hombres tienen mayor probabilidad que las mujeres de ser diagnosticados con retraso, y quienes habían adquirido la infección por relaciones heterosexuales tienen mayor retraso que quienes la habían adquirido por otras prácticas de riesgo.

No se dispone, sin embargo, de suficiente información relevante que permita caracterizar mejor los factores condicionantes del retraso en el diagnóstico y su importancia relativa en el mismo, ni hasta qué punto tiene que ver con una ausencia de percepción de riesgo en quienes realmente se han expuesto a la infección, con el miedo a la discriminación en caso de ser positivo, con el desconocimiento de las enormes ventajas de ser diagnosticado a tiempo, o de dónde, cuándo y en qué condiciones puede uno realizarse la prueba.

Es necesario investigar más sobre la distribución diferencial de estos factores según las características sociodemográficas (edad, sexo, posición social, etc.) y las categorías de transmisión, así como por el tipo de servicios sanitarios por los que han pasado quienes se han expuesto a la infección, si el motivo de consulta podría haber hecho sospechar de la existencia de infección y si se les propuso o no hacerse la prueba, aunque sabemos que la gran mayoría de las pruebas de VIH se realiza en el marco de los servicios generales de salud.

Las personas que son diagnosticadas tardíamente de su infección no pueden aprovechar muchas de las ventajas que la terapia antirretroviral altamente efectiva proporciona, que han transformado esta enfermedad de una casi certera sentencia de muerte en una enfermedad crónica con una expectativa de vida potencialmente normal.

Desde la perspectiva preventiva, hoy sabemos que las personas infectadas que desconocen su estado serológico tienen mayor prevalencia de prácticas sexuales de riesgo que quienes ya han sido diagnosticadas. Además, los no tratados tienen unas viremias mucho más altas que las personas correctamente tratadas, por lo que es mayor la transmisibilidad.

España es uno de los países dela Unión Europeaen los que tiene más sentido plantear políticas innovadoras en este campo, pues presenta una de las prevalencias de infección más elevadas y por tanto el beneficio potencial sería mayor y probablemente determinante en el control de la epidemia.

Priorizar el diagnóstico precoz puede ser la estrategia más eficiente a corto plazo para disminuir la incidencia de nuevas infecciones. Por otro lado, en el indispensable balance entre esta necesidad evidente en el ámbito de la salud pública en España y los eventuales efectos secundarios más negativos del fin de la excepcionalidad estamos en una posición ciertamente ventajosa. Aquí fue retirada la propuesta de penalización de la transmisión de la infección en 1992, y no parece probable que pueda hacerse en el contexto jurídico y social en el que se sitúa el problema en nuestro país en estos momentos.

La prueba se entiende primordialmente como parte del derecho de la persona a obtener información sobre su propia salud. Además, cualquier persona diagnosticada de infección por VIH tiene derecho a tratamiento gratuito, lo que no sucede en todos los países dela Unión.Enmayo de 2007,la OMSjunto con ONUSIDA han recomendado también la estrategia de normalización de la prueba de VIH desde los centros sanitarios.

En España, como en la mayoría de los países desarrollados, el cribado de la infección en las embarazadas está recomendado como una práctica universal y viene realizándose de forma prácticamente generalizada. Aunque sólo existe información de estudios puntuales, la prueba se indica generalmente en el contexto de un cribado de otras enfermedades infecciosas y análisis rutinarios de embarazo, realizándose a no ser que la embarazada la rechace explícitamente.

Además de la extensa red pública de atención general o especializada donde es posible realizarse la prueba del VIH de forma gratuita, existen en la mayoría de las ciudades españolas centros especializados donde se puede realizar la prueba de forma gratuita y, si se desea, anónima, aunque no se sabe con precisión en qué medida la población general conoce su existencia.

En los últimos años, desde las instituciones públicas se han apoyado técnica y económicamente programas de ONG que contemplan el diagnóstico precoz y el fomento de la prueba, como los programas outreach o de acercamiento dirigidos a los colectivos más vulnerables a la infección. En algunos casos en estos programas se están empleando tests rápidos, que constituyen una excelente oportunidad de llegar a algunas personas que pueden no haberse planteado la opción y que ven la posibilidad de conocer de inmediato los resultados. Además, en algunos países estos tests rápidos están ya disponibles en las farmacias para que pueda hacérselo el propio interesado.

Desvelar la parte oculta de la epidemia de infección por VIH es crucial tanto desde el punto de vista de la salud pública como del individuo. La percepción adecuada del riesgo de exposición, el fomento de la realización de la prueba diagnóstica, una indicación más amplia y normalizada, la mejora de la accesibilidad de la misma y la diversificación de la oferta deben llevarse a cabo garantizando siempre la voluntariedad y la confidencialidad de la prueba, y previendo y evitando cualquier efecto estigmatizante.

Debe realizarse con la participación de las ONG que representan a los grupos sociales más vulnerables y afectados, profesionales sanitarios que trabajan en diferentes sectores asistenciales, profesionales sanitarios del ámbito de la epidemiología y salud pública y responsables de los planes autonómicos de sida, lo que podría tener además un efecto multiplicador en la estrategia de difusión de la necesidad de realizarse la prueba y las ventajas que supone para el afectado y para la sociedad.

Objetivos del diagnóstico precoz:

  • Reducir el número de personas a las que se les diagnostica la infección por VIH en un estadio avanzado sin vulnerar el derecho a la confidencialidad y a la voluntariedad de la prueba.
  • Intensificar, ampliar y diversificar las medidas existentes para que la prueba de VIH se realice, acompañada de información clara y precisa, a todas las personas que acuden a los establecimientos, programas y servicios sanitarios centrados en las poblaciones con mayor exposición al riesgo, sin más excepción que la negativa de la persona interesada a realizársela.
  • Sensibilizar y formar a los profesionales sanitarios, especialmente de atención primaria, sobre el riesgo de exposición a las ITS, el retraso diagnóstico del VIH y la necesidad de extender la indicación de la prueba a un mayor número de personas.
  • Potenciar el enfoque de género en la prevención y el diagnóstico precoz del VIH en atención primaria para facilitar la detección de situaciones de riesgo relacionadas con los condicionantes de género que dificultan la prevención de la transmisión heterosexual del VIH.
  • Difundir entre la población, mediante campañas, colaboración participativa de las ONG, teléfonos de información, medios de comunicación y servicios sanitarios, el mensaje de que en cualquier persona que haya tenido relaciones sexuales sin protección con una pareja de la que ignora si vive con el VIH está recomendado acudir a los servicios de salud a hacerse la prueba.
  • Facilitar el acceso a la prueba del VIH mediante la extensión de puntos de diagnóstico anónimo, programas outreach o de acercamiento a los escenarios de vida de poblaciones de elevada vulnerabilidad, uso de pruebas rápidas y de autodiagnóstico.
  • Analizar conjuntamente con los planes autonómicos de sida, las asociaciones profesionales, las administraciones sanitarias y las ONG la conveniencia de modificar la situación de excepcionalidad en que la prueba se plantea en la actualidad, ampliando a nuevas indicaciones y reduciendo las exigencias y barreras para realizarla en el contexto de la atención sanitaria.
  • Aumentar la información periódica disponible sobre la realización de la prueba y la investigación para mejorar el conocimiento científico sobre los factores que están condicionando el retraso diagnóstico en España y posibles intervenciones que ayuden a reducirlo.

Además….

  • Con el fin de diagnosticar precozmente las nuevas infecciones.
  • Las pruebas disponibles detectan antes los anticuerpos.
  • En España un 25-30% de las personas infectadas por el VIH no sabe que lo está.
  • Permite beneficiarse lo antes posible de un seguimiento médico y adoptar las medidas necesarias para evitar la transmisión de la infección a otras personas.
  • Se estima que más de la mitad de las nuevas infecciones provienen de personas que desconocen su infección.
  • Las primeras semanas después de la infección (fase que se denomina primoinfección) la infectividad es muy elevada.
  • La motivación para hacerse la prueba tiende a disminuir al pasar el tiempo desde el momento de la práctica de riesgo.
  • Estas pruebas son rápidas en cuanto al tiempo de espera desde la extracción de la muestra hasta la obtención del resultado, no en cuanto al tiempo que se tarda en producir anticuerpos detectables desde el momento de la infección (El “periodo ventana” continúa siendo de tres meses).
  • No requieren un laboratorio para realizar el análisis, pero un resultado positivo a estas pruebas requiere una confirmación posterior de laboratorio. Un resultado negativo no requiere confirmación.
  • Las pruebas rápidas emplean generalmente una pequeña muestra de sangre que se obtiene de un dedo mediante un pinchazo con una lanceta. También pueden hacerse en saliva y orina.
  • La característica fundamental es que el resultado puede obtenerse en menos de 30 minutos.
  • Son muy útiles en situaciones que requieren un resultado inmediato.

Si crees que has estado expuesto/a al VIH, busca atención médica y hazte la prueba.

Si has estado expuesto/a a una situación de riesgo y no han transcurrido 72 horas desde la exposición al VIH, puedes acudir, preferiblemente en las 6 primeras horas, al servicio de urgencias de un hospital, donde valorarán el riesgo y podrán aconsejarte iniciar un tratamiento preventivo con fármacos antirretrovirales durante 28 días para evitar la infección.

¿Qué es la Profilaxis posterior a la exposición (PPE)

La PPE o la Profilaxis Post-Exposición al VIH es un tratamiento antirretroviral que se administra a personas sin VIH que acaban de tener una exposición de alto riesgo al virus. Este riesgo puede ser ocupacional (profesionales de la salud) o no ocupacional (en el contexto de una relación sexual desprotegida o de uso de drogas). Consiste en la administración de pastillas antirretrovirales (suelen ser 3 diarias) durante 4 semanas (28 días) y debería iniciarse inmediatamente después de un posible contacto con el VIH, con el fin de evitar su transmisión: El colectivo de profesionales de la salud Gesida (Grupo de Estudio de SIDA) señala que la PPE se tendría que administrar idealmente dentro de las primeras 6 horas de la exposición, pero no después de las 48-72 horas.

¿Cómo se puede acceder al tratamiento? La Profilaxis Post-Exposición al VIH se dispensa en los Servicios de Urgencias de nuestros hospitales (en Bizkaia, en los hospitales de Cruces, Basurto, Galdakao y San Eloy). Un médico evaluará la trascendencia de la práctica de riesgo en cuestión y valorará si el inicio del tratamiento está justificado o no.

¿Cuándo está recomendado iniciar la PPE? Siempre que se hayan llevado a cabo prácticas que incluyan el sexo anal desprotegido (ya sea como activo o como pasivo/a) con una persona cuyo estado serológico respecto al VIH sea positivo (y que no esté en tratamiento) o, por supuesto, siempre y cuando se mantengan las mismas relaciones desprotegidas con alguien cuyo estado serológico sea desconocido. El éxito de la PPE no está garantizado al 100%, pero varios estudios avalan la efectividad del tratamiento a la hora de mantener a la infección por VIH al margen. Sin embargo, la PPE jamás debería ser entendida como un método de prevención al uso, si no como un sistema para reducir los daños de un accidente imprevisto.

 

Para que pueda haber transmisión del VIH tienen que darse tres condiciones. Este concepto es muy importante para comprender el riesgo.

1.El VIH debe estar presente; Parece evidente, pero el VIH solamente puede transmitirse si una de las personas es portadora del VIH.

2.Tiene que haber suficiente virus; Incluso cuando hay VIH, lo importante es la concentración de VIH que haya. En la sangre, por ejemplo, el virus está muy concentrado. Una pequeña cantidad de sangre es suficiente para infectar a alguien. Pero la misma cantidad de otros fluidos (como el fluido vaginal) no permitiría la transmisión porque el VIH está mucho menos concentrado en esos fluidos. Además, a día de hoy, sabemos que las personas que toman tratamiento y tienen una carga viral indetectable pierden la capacidad para transmitir el virus a otra persona.

3.El VIH debe entrar en la corriente sanguínea; No es suficiente haber estado en contacto con un fluido infectado para contraer el virus. La piel no permite que el VIH se introduzca en el cuerpo. El VIH puede entrar sólo a través de la inyección directa de sangre que contenga el virus o a través de las membranas mucosas.

Vías de transmisión del VIH

Los fluidos que pueden transmitir el VIH son:

  • –  SANGRE.
  • –  SEMEN.
  • –  FLUJO VAGINAL.
  • –  LECHE MATERNA.

Es necesario que exista una vía de entrada:

•Mucosas: Son membranas semipermeables que se encuentran en el revestimiento interior de la boca, vagina, pene y recto.

•Rupturas de la piel: heridas sangrantes.

El virus de la inmunodeficiencia humana tiene unas claras y conocidas vías de transmisión. Las tres vías de transmisión son:

•TRANSMISIÓN SEXUAL

•TRANSMISIÓN SANGUÍNEA

•TRANSMISIÓN VERTICAL (MATERNO-INFANTIL)

TRANSMISIÓN SEXUAL: Relaciones sexuales sin condón con personas que viven con el VIH: vaginal y anal y, en menor medida, oral. El semen y los fluidos vaginales son otros fluidos que transmiten la infección por el VIH. De las diferentes formas de relación sexual, no todas tienen el mismo riesgo:

•La penetración anal o vaginal sin preservativo comporta un riesgo elevado de infección, tanto para quien realiza la penetración como para quien es penetrado/a. La “marcha atrás” no evita el riesgo de infección ya que este se puede producir durante la penetración mediante las pequeñas heridas que puede comportar.

• El sexo oral es una práctica de bajo riesgo para la transmisión del VIH. La única persona que corre ese riesgo es quien “pone la boca”, pero aun así, que la transmisión del virus ocurra por esta vía es improbable, porque la cavidad bucal es un entorno hostil para el virus: El VIH tiene poco tiempo de vida al entrar en contacto con el aire, y la saliva contiene encimas y proteínas que lo desactivan, dificultando que el virus llegue al torrente sanguíneo. Sin embargo, la presencia de otras infecciones de transmisión sexual o llagas y/o heridas profundas en la boca, puede facilitar la entrada del virus, en caso de recibir una eyaculación con suficiente carga viral (capacidad infecciosa) para que ocurra la transmisión.

• Otras prácticas sexuales (besos, masturbación mutua, caricias…) NO tienen riesgo de infección.

• Si se tienen infecciones de transmisión sexual, aumenta la posibilidad de infección por el VIH.

TRANSMISIÓN A TRAVÉS DE SANGRE (vía sanguínea).

El hecho de compartir agujas u otros instrumentos que tienen contacto directo con la sangre de una persona infectada, como en el uso de drogas inyectadas, comporta un riesgo elevado de infección. Si estos objetos han sido desinfectados o esterilizados correctamente, no suponen ningún riesgo de infección.

Hay numerosos países en los que todas las donaciones de sangre son objeto de control sanitario y, por lo tanto, el riesgo de infección en una transfusión es inexistente en dichos países.

TRANSMISIÓN VERTICAL La transmisión vertical tiene lugar entre una madre que vive con el VIH, sin tomar el tratamiento, y su hijo/a a través de la placenta durante el embarazo, durante el parto o en la lactancia a través de la leche materna (vía perinatal o materno- infantil).

 

La infección sólo se puede producir cuando una cantidad suficiente de virus que se encuentra en la sangre, el semen, las secreciones vaginales y la leche materna de las personas afectadas, penetra en la sangre a través de heridas, pinchazos, lesiones en la piel, en la mucosa vaginal, en la mucosa anal o en la mucosa bucal. El VIH sobrevive poco tiempo fuera del organismo, por eso ha de penetrar en el torrente sanguíneo de la persona expuesta. Además, esta transmisión necesita una cantidad mínima de virus (umbral) para provocar la infección. Por debajo de este umbral, el organismo consigue liberarse del virus y le impide instalarse.

La prueba diagnóstica del VIH es voluntaria, requiere el consentimiento de la persona y se debe guardar la confidencialidad de la información tanto en el sistema sanitario público como en el privado.

Las pruebas de detección sí son obligatorias en los siguientes casos: en las donaciones de sangre, plasma sanguíneo y productos hemoderivados, en los transplantes e implantación de órganos humanos y en técnicas de reproducción asistida.

Si le han realizado una prueba de VIH sin su consentimiento puede pedir asesoramiento a: 

  • Asociación Antisida de tu provincia.
  • El defensor del pueblo, o a su equivalente autonómico en aquellas comunidades autónomas en las que exista esta figura.
  • Atención al paciente si es en el ámbito sanitario.
  • Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida o el plan autonómico de sida.
  • Asociaciones con asistencia jurídica para casos de discriminación.

Bizkaisida realiza la prueba rápida de VIH y Sífilis de manera confidencial, gratuita y sin cita previa, en su sede de la C/ Dos de Mayo 6 – 1° Derecha, en Bilbao, todos los martes y miércoles
de 16:30 a 19:30.
Además, la prueba del VIH se puede realizar en los centros sanitarios de la red pública de forma gratuita y confidencial:

  • Centros de atención primaria: médico de cabecera.
  • Centros de planificación familiar.
  • Centros de Infecciones de transmisión sexual (ITS).

También se puede hacer en:

  • Laboratorios de análisis clínicos.
  • Farmacias
  • Algunas ONG. Puede consultar un listado de ONG por comunidades autónomas en la página web: www.infosida.es
  • Existen centros en algunas ciudades, generalmente centros de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), en los que la prueba se realiza, si se desea, de forma totalmente anónima, y sin presentar ningún tipo de documentación.

Las únicas formas de transmisión son las anteriormente mencionadas: transmisión sanguínea, transmisión sexual, y la vertical.
Sólo se puede dar la transmisión en estos contextos. Fuera de ellos, en situaciones sociales, de convivencia o cotidianidad, es imposible.

La idea de que el VIH se puede transmitir por la saliva es falsa. Que la transmisión por saliva sea imposible indica que no puede producirse transmisión por compartir vasos o cubiertos, toallas, etc… ni tampoco por besos.
Las picaduras de los mosquitos tampoco suponen ningún riesgo.
Las lágrimas, la saliva, el sudor, la orina y las heces tampoco transmiten el VIH.

Hay que elegir un preservativo de látex que cumpla con las normas de control de calidad, por lo que es importante adquirirlos en establecimientos que ofrezcan garantías en sus productos. Debe vigilarse su fecha de caducidad, y guardarse en lugares frescos y poco calurosos, ya que el calor puede estropear y romper el preservativo con facilidad.

Deben evitarse la utilización de lubricantes de aceite tipo vaselina o parafina porque disminuyen la resistencia del látex. Es preferible utilizar lubricantes de agua como la glicerina. La colocación del preservativo debe ser la correcta, debiendo mantenerse hasta el final de la relación. Sacarlo cuando el pene aún conserva una cierta erección a fin de impedir que el semen caiga en el interior de la vagina o del recto. Cada preservativo se ha de utilizar una sola vez.

El condón o preservativo femenino es un dispositivo de protección de barrera, de material poliuretano, suave, elástico y transparente que se inserta en la vagina de la mujer antes del inicio de la relación sexual. Se introduce en la vagina de forma similar a un tampón sin aplicador, y cubre desde la entrada de la vagina; facilita la libertad de la mujer ya que se coloca antes de iniciar la relación sexual.

Al tratarse de un receptáculo que protege toda la cavidad vaginal, tampoco es preciso retirarlo inmediatamente después de la eyaculación. Al ser de poliuretano asegura mayor resistencia que el preservativo masculino de látex. Es inoloro, no produce alergia y se comercializa lubricado, lo que facilita su colocación.

El uso del condón femenino previene la transmisión de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluido el VIH. Puede ser utilizado por mujeres de cualquier edad, especialmente aquéllas con dificultad para el uso de contraceptivos orales, alérgias o sensibles al látex y para aquéllas mujeres que no quieren o no pueden negociar el uso del preservativo masculino.

Por el riesgo de ruptura por fricción está contraindicado el uso simultáneo de ambos preservativos (masculino y femenino).

El consumo de drogas, según cómo se haga, puede ser un problema con grandes repercusiones para la salud, además toda droga (incluida el alcohol), puede modificar la capacidad del individuo de tomar las medidas de prevención adecuadas. Si no tienes pensado dejar de consumir drogas inyectadas, puedes protegerte ante una posible infección de VIH o de otras infecciones.

Puedes también pensar que existen otras vías de consumo de drogas que son menos peligrosas que la vena, como esnifar o fumar. También cabe la posibilidad que entres en un programa de mantenimiento con metadona. Existen centros donde pueden ofrecerte ayuda, desde la reducción de riesgos hasta una deshabituación del consumo.

Si una persona seropositiva utiliza jeringuilla y aguja, en ellas quedarán residuos de sangre, y si la sangre entra en contacto con la cuchara o el recipiente que se use para preparar la dosis, también éstos quedarán contaminados. Por consiguiente, es importante que cada persona utilice su propio material de inyección y preparación de la dosis. No deben compartirse agujas, jeringuillas, cucharas, cazos, filtros o cualquier otro instrumento utilizado en la preparación, ya que éstos deben ser de uso exclusivo para cada persona, mejor aún si son de un solo uso, es decir, desechables.

Una vez se ha usado la jeringuilla y aguja no es conveniente arrojarla en cualquier sitio, ya que otras personas podrían pincharse. Puedes entregarlas a algún servicio de recogida e intercambio de jeringuillas (programas de recogida e intercambio, centros de atención al consumidor de drogas), y así poder conseguir gratuitamente otras nuevas. Si no los conoces, pregunta y averigua dónde están para acudir a ellos. Y en el caso de que este tipo de servicios no existan en tu zona, y no te sea posible disponer de jeringuillas desechables, deberás limpiarlas adecuadamente con una solución de lejía, ya que la lejía mata el VIH. Así mismo es necesario utilizar cucharas y recipientes limpios, así como tu propio algodón o filtro.

  • Deben limpiarse con agua la jeringuilla y la aguja para eliminar restos de sangre.
  • Posteriormente se sumergen en un recipiente en lejía diluida con agua alrededor de un minuto.
  • Esta disolución se ha de aspirar por la aguja con tres succiones enérgicas.
  • Para finalizar debe aclararse con agua de la misma manera, evitando que no queden restos de lejía. Dicha disolución pierde sus propiedades al cabo de un tiempo, por lo que debe prepararse diariamente.

En los establecimientos que utilicen instrumentos que puedan estar en contacto con la sangre: agujas de acupuntura, tatuajes, perforación del lóbulo de la oreja, piercing… debe exigirse la esterilización de los objetos, o la utilización de material desechable.

No deben compartirse los objetos que uno usa en su limpieza corporal, como son los cepillos de dientes, las hojas de afeitar o las tijeras de cortar las uñas. Todo lo que toque sangre debe ser de uso personal y no compartido.

El ejercicio físico practicado con regularidad, mejora el descanso y aumenta el apetito, factores a tener en cuenta porque contribuyen a reforzar nuestro sistema inmunitario. Sin embargo, es necesario adecuar dicho ejercicio a nuestras posibilidades físicas. Si no impones ningún ejercicio físico a tu cuerpo, tu estado puede empeorar y tus músculos pueden debilitarse. Sin embargo, si te encuentras débil, no siempre podrás hacer ejercicio físico, a veces el organismo necesita descansar para poder dedicar toda su energía a la lucha contra la enfermedad.

El llevar una dieta equilibrada también ayudará a nuestro sistema inmunitario.

Toda persona seropositiva aunque se encuentre en perfecto estado debe acudir a revisiones periódicas con su médico correspondiente, el cual marcará la frecuencia de las visitas dependiendo del estado inmunológico en que se encuentre la persona.

La prueba del VIH es la única forma fiable de saber si una persona está o no infectada por el VIH.

Las pruebas de diagnóstico del VIH que se emplean habitualmente son tests que miden, mediante un sencillo análisis de sangre, los anticuerpos que genera el organismo frente al VIH.

Si cree haber tenido una práctica de riesgo no debe esperar: acuda a su médico o centro sanitario, donde valorarán su caso, le indicarán la prueba y, en caso de obtener un resultado negativo, le dirán si debe repetírsela y cuando.

El sistema inmunitario tarda un tiempo en producir anticuerpos suficientes para ser detectados por la prueba, y este tiempo no es igual para todas las personas. Al tiempo en el que se puede obtener un resultado negativo aún estando infectado se le conoce a menudo como “período ventana”. Generalmente se tarda entre 2 y 8 semanas tras la infección en desarrollar anticuerpos detectables, y casi todas las personas los han generado a los 3 meses de la práctica de riesgo.

Es el tiempo que tarda nuestro organismo en crear anticuerpos para el VIH. Antes de hacer la prueba de detección de anticuerpos para el VIH conviene esperar un mínimo de tres meses (periodo ventana) desde la última práctica de riesgo, ya que lo que va a detectar la prueba son los propios anticuerpos del VIH, de lo contrario podríamos encontrarnos con un resultado de falso negativo.

  • En la mayoría de los casos se usan técnicas inmunoenzimáticas (ELISA) en una muestra de sangre. En caso de que el resultado sea positivo, con la misma muestra de sangre extraída se realiza una técnica más específica para confirmar el resultado, siendo el Western Blot el método más empleado.
  • El VIH también puede determinarse por métodos directos que incluyen el cultivo vírico, la determinación del antígeno p24 en plasma o suero y la demostración de genoma vírico mediante técnicas de biología molecular (PCR). Estos métodos se reservan para situaciones especiales: estudios de variabilidad genética, diagnóstico de recién nacidos, screening de donantes, seguimiento de pacientes VIH positivos, etc.
  • Un resultado positivo significa que tiene anticuerpos contra el VIH, y que se ha infectado con el virus. No todas las personas infectadas por el VIH desarrollan el sida. Es importante que acuda cuanto antes al médico/a para que le informe de los pasos a seguir. El tratamiento antirretroviral mejora la calidad de vida y retrasa la progresión de la enfermedad.
  • Informarse acerca de la infección por el VIH le ayudará a cuidarse de la mejor manera posible, protegerse de reinfecciones y evitar la transmisión a otras personas.
  • Existen organizaciones de personas con VIH que proporcionan de forma gratuita servicios de información, asesoramiento y atención psicológica, y que ofrecen un espacio para compartir experiencias, expresar emociones, consultar sobre temas de salud y problemas derivados del diagnóstico, etc.

La Ley41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora dela Autonomíadel Paciente y de Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica, establece la emancipación sanitaria en los 16 años.

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